Y después de unos meses de nula actividad y esta vez por prescripción médica nos decidimos en volver a calzarnos las botas de senderismo. La zona elegida esta vez ya la visitamos en otras dos ocasiones anteriores, pero con el reciente comienzo de la erupción del volcán de La Palma quisimos volver para descubrir in situ como se apodera del paisaje este imponente fenómeno de la naturaleza.
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1. Comenzamos la ruta por un camino en el que observamos perfectamente ya que tipo de paisaje nos íbamos a encontrar.
4.. Encontramos auténticos supervivientes solitarios que se han ido instalando, a través del tiempo, en estos áridos suelos, y que antaño se cubrieron de lava y fuego.
6. Una hermosa comunidad de imponentes pinos canarios dominaban el paisaje, demostrando una vez más que esta resistente especie vegetal es capaz de resistir y hasta resurgir de los destructivos efectos de un incendio forestal o un volcán.
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8. Nos encontramos con varias estampas como esta, e imaginamos que serían arrancados desde la raíz por que posiblemente el árbol ya estaría muerto y aprovechable para utilizar su leña, o para ir preparando una zona de cortafuegos.
9. Una antigua era nos indicó de nuevo que en anteriores tiempos la trilla era una actividad habitual por esta zona de la isla.
10. En varias partes del sendero aparecieron varios avisos como estos en el que se nos informa de la importante fragilidad ecológica de la zona. Nunca debemos de olvidar que tenemos que cuidar todas estas joyas de la naturaleza y cumplir todas las normas pertinentes para poder preservarlas.
12. Ya adentrados en la zona de malpaís que se encuentra dentro del sendero, observamos como muchas de las rocas volcánicas que allí se encontraban, estaban pobladas de esta especia de líquenes que parece que estaban como únicamente orientados a la cara noroeste del lugar, seguramente, y en nuestra humilde opinión, para captar toda la humedad posible que traen los vientos reinantes de esa zona de la isla.
16. Y a mitad de camino, pudimos disfrutar de este hermoso paraje, en el que una sugerente mezcla de texturas y de colores, ocre, verde, azul, negro, gris y blanco, nos hizo de nuevo pensar que, después de la tormenta, siempre llega la calma, y la vida sigue.
18. La visión de otro gran tronco viejo deshaciéndose entre la maleza nos recordó aquello de que la materia no se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma.
19. En cuanto nos íbamos acercando al cono volcánico, fuimos descubriendo que el paisaje se iba haciendo mas desolador, con menos vida a su alrededor.
20... pero la poca que había, como siempre, estaba dominada por los resistentes pinos canarios, que con sus ornamentales formas , el verdor de sus hojas y el manto amarillento de la pinocha, le daban aún a este desértico lugar un aspecto acogedor y hermoso.
24, Y acabamos esta ruta circular llevando en el recuerdo toda la belleza natural de este marco incomparable, que nos ayudó a entender como de destructiva es la fuerza de un volcán, pero también a descubrir como es de perseverante, y aún más, la vida.